Señal

Se hunde, pensé. Pero no.
Está de tu parte.



Nanorrelato sobre fotografía de Saray Rojas.

En el último momento

Su carácter perfeccionista le había llevado a decidir en su lecho de muerte, qué epitafio le definía mejor. "Busqué la perfección toda la vida", le parecía una buena opción, pero también podía ser "Busqué la perfección toda mi vida". Su mujer no quería decirle que en realidad era lo mismo, pues sabía lo importante que era esa decisión para él. Simplemente se mantenía atenta a las que iban a ser sus últimas palabras. "Mi vida", decía él, "tiene más fuerza, pero la vida puede hacer que todo el que lea la frase se identifique con ella". Cuando su monólogo cesó, su mujer dio por zanjada la cuestión sin entrar en valoraciones que le parecían totalmente inútiles.

El día del entierro, el éxito del epitafio fue rotundo. Todos alabaron el buen gusto de aquel hombre que desde el lugar donde estuviera los consolaba enviándoles un mensaje de esperanza: "La vida es la peor opción".



Lectura de relatos contra la violencia de género


El pasado 25 de noviembre tuvo lugar una lectura de microrrelatos en la Asociación Cultural Mareando (Santa Cruz de La Palma) con motivo del Día internacional contra de la violencia de género. Desde aquí quiero agradecer a Ana Vidal su iniciativa y su esfuerzo. Disfruten del audio y de los textos (dentro de lo que permite el tema...). Para el audio, dos consejos: 1) Silencien a Zoë Keating pulsando pause...  2) Suban el volumen todo lo que puedan, porque se oye un poco bajo. Ahora sí, ya están preparados :o) 
 




Listas II
(Elisa de Armas, del blog Pativanesca)

Centro de atención a la mujer.
Me acerco y anoto sus nombres: Leda, Penélope, Dafne, Dánae, Medea, Europa… Escuchamos sus relatos y, pese a nuestra dilatada experiencia, casi nos hacen llorar: violaciones, acosos, raptos, abandonos, explotación. Por primera vez se sienten protagonistas. Les buscamos plaza en distintas casas de acogida, les asignamos abogada, procuramos atención psicológica a las más afectadas, convocamos una manifestación de apoyo y nos comprometemos a reescribir sus historias en el tiempo más breve posible.

Monstruo
(David Figueroa, del blog Relatos en Línea)

Estaba tan preocupada por los monstruos que imaginaba bajo su cama, que no se dio cuenta cuándo el príncipe con el que dormía se convirtió en uno.

Incomprensión
(Susana Pérez Santos, del blog Aprendiz de Palabras)

Necesito saber si está enfermo o es un cabrón. No comprendo sus palabras que como cuchillos se me clavan, sus gestos despectivos que me azotan, su alejamiento que me produce frío… Necesito saberlo para amarlo desde la comprensión, porque ahora mismo su amor me produce dolor.


Estocolmo
(Torcuato González Toval, del blog Todo nuevo bajo la luna)

A mi me empiezan a entrar dudas. Desde esta cama veo las flores del jardín, me evocan el día que le comuniqué que me iba y, entonces, me trajo un precioso ramo de rosas. Soy un pajarillo indefenso y tú eres mi cielo, sin ti no soy nada, me dijo con las lágrimas a punto de asomar. Con eso dejaba de cuestionarme otras posibilidades. ¡Es tan dulce y detallista! Vendrá dentro de poco y esta enfermera le pone ojitos. Espero que termine pronto de cambiarme las vendas de las costillas y me traiga un espejo.


Tras los cristales negros
(Pablo Garcinuño, del blog En mal estado)

Las gafas de sol que me trajo el tío Carmelo se convirtieron de inmediato en mi más mejor tesoro. ¡Era un regalo de mayores! Y Carlos se moriría de envidia cuando me viera entrar en clase con ellas. No me las quité en toda la mañana pero cuando fuimos a comer papá me dijo que era de mala educación andar con eso puesto en la mesa. Protesté un poco y le dije que mamá a veces llevaba gafas de sol en casa, incluso en el momento de cenar. Los dos se quedaron en silencio, él y ella, y yo decidí portarme bien. No conviene enfadar a mi padre.


Familia tradicional
(Jesus Esnaola, del blog El Doctor Frankenstein, supongo)

Miren se despierta en mitad de la noche. Siente vacía la otra mitad de la cama. Se incorpora y se sienta en el lateral, las manos frotándose la cara. Alza la cabeza, escuchando, y le llegan el rumor de la teletienda y los ronquidos de Peio que se ha vuelto a quedar dormido en la sala, con el televisor encendido. Rebusca a oscuras en la mesilla hasta encontrar un pitillo suelto y un mechero. Se pone en pie, despacio, y camina con cuidado, evitando los listones de madera que crujen. Entra en el baño, cierra la puerta tras de sí y abre la ventanita que da al patio. Le tiemblan las manos cuando intenta encender el cigarrillo. Da una profunda calada y exhala el humo hacia el patio, espantando moscas después para que el humo no se cuele dentro a delatarla. Entonces oye un gemido, casi inaudible para unos oídos que no sean los de una madre. Otro. Tira el pitillo por la ventana y va a abrir la puerta del baño cuando Jon empieza a llorar. No cariño no llores, por favor, y los gritos son de Jon pero Miren pone las lágrimas, agarrada al pomo de la puerta del baño, sin saber si salir a callar al pequeño o hacer caso a sus piernas y quedarse sentada en el suelo, no llores cariño, vas a despertar a papá.


El monje
(Kum*, del blog Haikum*)

Bebían los vientos por el profesor de yoga. Adoraban su saber enciclopédico, la serena cadencia de su voz, la paz y la luz que transmitían sus palabras, sus movimientos… su mirada. Lo apodaban el monje o el buda y en secreto fantaseaban con la dicha de ser sus novias. Suspiraban…

Esta noche Clara intenta reconocerse en la imagen deformada que le devuelve el espejo. La boca rota, la nariz embarrada aún en su propia sangre, los ojos hinchados, violáceos… Un sobresalto, un escalofrío,… una voz calma, sosegada, que llega flotando desde el salón:

-Mi amor, viene la cena… o me levanto otra vez?


Breve studio de las especies
(Gotzon, del blog Relatos Encallados)

-Ese tic tac que escuchamos hace rato se va acelerando al ritmo que crece la atracción de la hembra por el macho. En esta curiosa especie, la hembra elige normalmente al macho con el que aparearse, no siguiendo un mismo patrón de conducta, se aparea esporádicamente con machos jóvenes y fuertes, pero la cría y convivencia la efectúa junto a otro espécimen más obeso y rutinario. En ocasiones podemos comprobar con horror como éste último termina cruelmente con la vida de la hembra, aún no comprendemos el porqué de esta sinrazón.

Y ahora analizaremos con profundidad otra especie de similares costumbres habitante del planeta tierra, el Humano…


Discusiones fatales
(Miguel Ángel Molina, del blog En 99 palabras)

El llanto invade la casa y no cesa hasta que la puerta de la habitación se abre y Luisito escucha la susurrante voz maternal.

- Nene no llores, ya estoy aquí.

- Mamá tenía miedo, oía voces.

- No te preocupes cariño ya pasó, mamá está ahora contigo. Duérmete amor.

- ¿Cuándo va a venir papá a darme el beso de buenas noches?

- Tranquilo cariño, papá vendrá enseguida.

A los pocos minutos Luisito se duerme sin haber recibido el anhelado beso. No sabe que ninguna otra noche volverá a tener ese beso ni el consuelo de su madre.



Meteorología de andar por casa
(Niñocactus, del blog Borrón y cuento nuevo)

Le gustaban las tormentas, el olor a tierra mojada que presagiaba su proximidad. Un alboroto de pájaros, vuelos y trinos que la anunciaban…

… Y en sus ojos no la vio venir.

Le gustaban las tormentas. El aire comenzando a soplar más y más fuerte. El viento formando remolinos de hojas, papeles…

… Y en su silencio no la oyó acercarse.

Le gustaban las tormentas porque a él le daban miedo; Y odiaba el miedo que él le hacía sentir…

… Y en sus manos no encontró caricias.

Le gustaban las tormentas el agua cayendo, arrastrando, limpiando. Un río sin orilla, sin océano…

… Siempre era lo mismo.

Le gustaban las tormentas porque tarde o temprano acababan.


(Belén Lorenzo)

Empezó criticándole su forma de vestir, pero ella no le dio importancia. Pensó que sólo eran celos, como cuando la dejaba en ridículo delante de sus amigos para sentirse el centro de atención. “Hombres”, pensaba ella, “son todos iguales”. Tardó en darse cuenta de su error, porque era difícil descubrir el engaño. Él nunca le levantó la mano, ni le gritó. Su cuerpo intacto escondía una autoestima apaleada que moría día a día sin que nadie se diera cuenta.

El refugio de María
(Maite García de Vicuña, del blog Historias mayúsculas en porciones minúsculas)

Los insultos, los golpes y los gritos volvían a empapelar la casa. María, tapándose los oídos, fue corriendo a encerrarse en su cuarto. Buscó sus lápices de colores y en un papel en blanco pintó un enorme arco iris. Esbozó una sonrisa. Dibujó una casa roja con hermosas ventanas azules, y una puerta abierta por la que entrar a refugiarse. En el jardín, plantó un cartel prohibiendo la entrada de adultos. Despacio, introdujo primero un pie, después el otro y, finalmente, el resto de su pequeño cuerpo. Cerró la puerta. Allá dentro, los sonidos se quedaron mudos, y se sumergió en el más feliz de los sigilos. Al rato, entró su padre en el dormitorio a buscarla, arrugando el dibujo con furia y tirándolo al suelo. En ese instante los llantos perdieron su afonía y volvieron a retumbar las paredes. Se abrió la puerta del armario y una voz ronca le dijo: -María, mamá se ha caído, nos vamos al hospital.


Reconciliación
(Mª José Barrios, del blog Cuentos Mínimos)

Deja pasar un par de días, no la llames, no le cojas el teléfono. Luego ve a hablar con ella, pero muéstrate frío, distante e incluso cruel en un momento dado. Como si nada de aquello fuera contigo. Utiliza palabras duras, no hagas la más mínima concesión. Dile que no sabes de qué te habla, que son todo imaginaciones suyas. Deja que te grite, que te golpee, que te arañe, que te muerda, que te amenace. Échale la culpa de todo, deja que se derrumbe. Humíllala, apriétale un poco más (sólo lo justo), y entonces empieza a mostrarte algo más comprensivo. Dile algo cariñoso, juguetea con su flequillo. Abrázala, deja que se sienta bien por unos minutos. Convéncela de que te necesita. Miéntele, dile que la quieres. Y sólo al final, si lo consideras necesario, le dices que la perdonas.


Marina vuela
(Ana Vidal, del blog Relatos de andar por casa, a partir de una ilustración de Clara Varela. Será publicado próximamente en el blog Escríbeme una ilustración)

Marina cierra los ojos, el color azul la impregna totalmente y cuando ella también se siente azul, su globo comienza a elevarse.

Poco a poco va abriendo los ojos y empieza a ver pájaros, dando vida y sonido al paisaje. Los mira y se concentra en ellos, contempla su vuelo travieso con un destino prefijado y les imagina historias de amores y hogares por el mundo.

Cuando mira abajo ve los campos que se extienden bajo el aire, ordenados y cuadriculados como baldosas de vida.

Siente como una nube absorbe su globo hasta no ver nada más que la nube, sintiendo su frío y humedad, y por capricho vuelve a soltarlo, inundándose de nuevo de ese color azul con el que se siente tan segura.

El mismo azul de las baldosas del baño, donde María se esconde cuando papá entra en casa dando un portazo.


Monstruos
(Avelino Vallina, de Ebude)

La despertó su aliento de alcohol y tabaco y su cuerpo comenzó a temblar. Ahogó como pudo los sollozos porque no quería que sus hijos la oyeran. Intentaba desvestirse antes de que él le hiciera más daño arrancándole la ropa, mientras él forcejeaba y la insultaba y se enfadaba cada vez más.

La poseyó con violencia, pero ella todavía no sentía el dolor físico, eso llegaría después, ahora se desesperaba con sus gemidos y sus insultos temiendo que los niños pudieran oírle.

El suplicio duró unos minutos eternos, los que tardaron en llegar los golpes y una nueva avalancha de insultos, hasta que, agotado, se quedó por fin dormido.

Se levantó en silencio, se echó por encima lo primero que encontró, se limpió la cara de babas y sangre y se acercó a la habitación de sus hijos con el corazón encogido.

Comprobó aliviada que dormían y regresó a la cama.

Se despertó llena de angustia, estiró con miedo la mano hacia el otro lado de la cama: él todavía no había llegado.

La rueda (2)

Creía que su vida era lineal, pero se equivocaba. En algún momento indefinido, giraba para devolverlo una y otra vez al punto de partida.

Microrrelato escrito para participar en Cuenta 140: 140 caracteres sobre el tema "La rueda".


La rueda

Aliviados, miran la rueda pinchada agradeciendo la buena suerte que han tenido. La Muerte, resignada, los despide hasta la próxima.

Microrrelato escrito para participar en Cuenta 140: 140 caracteres sobre el tema "La rueda".

Amiatcompa

Tardaron mucho tiempo para encontrar la palabra que definiera exactamente lo que sentían. No encajaba bien en amor, ni tampoco en amistad. Era algo a medio camino entre una cosa y otra, pero no sabían nombrarlo. Atracción le quedaba demasiado estrecha, y hubiera sido injusto encerrarlo entre sus límites. Compañerismo les parecía muy fría, pasión un poco hueca. "Amiatcompa", pensaron, "ésa es la palabra justa". Estaban felices: ya tenían un término preciso que explicara la unión de ambos. Nunca pensaron que mientras tanto se había convertido en otra cosa.

Microrrelato publicado en En sentido figurado.

Trampas


Empezó criticándole su forma de vestir, pero ella no le dio importancia. Pensó que sólo eran celos, como cuando la dejaba en ridículo delante de sus amigos para sentirse el centro de atención. "Hombres", pensaba ella, "son todos iguales". Tardó en darse cuenta de su error, porque era difícil descubrir el engaño. Él nunca le levantó la mano, ni le gritó. Su cuerpo intacto escondía una autoestima apaleada que moría día a día sin que nadie se diera cuenta.

Microrrelato escrito con motivo del acto contra la violencia de género que se celebrará en Los Llanos de Aridane (La Palma) el día 20 de noviembre de 2010.

Fotografía de Saray Rojas.


Todos los días de tu vida

A mí me empiezan a entrar dudas, y noto que todos me observan y se preguntan "¿a qué espera?". El sacerdote mira al cielo mientras mi novio da media vuelta y se marcha al oírme decir: ¿me puede repetir la pregunta

Microrrelato escrito para participar en el concurso Relatos en Cadena. La frase de inicio debía ser "a mí me empiezan a entrar dudas".



Gran final temporada 2010 de Imaginarte

Mi texto Última voluntad ha llegado a la final de Imaginarte junto a otras tres minificciones de unos compañeros extraordinarios. Están invitados a entrar y votar por el texto que más les guste.

Espacio vital

Cuando camino por la calle, me divierte comprobar las distintas distancias corporales que marcamos sin darnos cuenta. Esto se nota especialmente en el transporte público. Por ejemplo, si eres el único pasajero y sube alguien, jamás se sentará a tu lado. De manera inconsciente, buscará un asiento libre que no esté demasiado lejos o excesivamente cerca. Es algo que he comprobado infinidad de veces, pero puedes hacer la prueba si quieres. Pues aún sabiendo que es totalmente imposible, siempre que la veo entrar espero contra todo pronóstico que se siente a mi lado. 

Proyecto "Escríbeme una ilustración"


La ilustradora Clara Varela está organizando un interesante proyecto que consiste en unir ámbitos como la música o la escritura con imágenes creadas por ella. Quien quiera participar, puede obtener más información en el siguiente enlace: escribemeunailustracion.blogspot.com.

Cubismo

Picasso, ¿estás seguro de que ése es mi retrato?

Involución


"En el año 2316 comenzó la involución de la humanidad". Así empieza la crónica que relata el retorno de los seres humanos a su origen. Una vez alcanzado el cénit de su desarrollo, emprendieron el camino de vuelta sin percatarse de ello. Sospecharon lo que ocurría cuando vieron que el comportamiento humano era cada vez más parecido al de los animales, y por ello decidieron dejar constancia del hecho por escrito, antes de que la capacidad lingüística desapareciera completamente. De esta manera, grabaron los hitos más relevantes del proceso en una gran losa, con la esperanza de que la piedra conservara el mensaje mucho tiempo; al menos, todo el que hiciera falta para que la humanidad volviera a su origen, y partiendo de ese punto, se regenerara de nuevo. El escribiente que dejó consignados los hechos jamás sabrá si estaban en lo cierto. De momento, la losa espera acostada sobre la tierra, mientras los descendientes de aquella humanidad primera reptan sobre ella.

Microrrelato escrito para el concurso Minificciones.com.ar. El texto debe hacer referencia a la imagen.