Dobles

   Me han dicho que tengo un doble viviendo en el otro lado de la isla, y de vez en cuando me llegan noticias suyas. Me cuentan que está bien, que cambió de trabajo, que sigue viviendo en Los Llanos de Aridane. A veces me pregunto si también a ella le hablarán de mí, si sabrá lo que hago o lo que evito a toda costa. Me inquieta pensar que me considere su doble y no al contrario, o peor aún, que en el fondo no seamos más que dos partes de la misma cosa, que vivamos cada una en un lado de una isla simétrica, tan igual y tan diferente como los dos perfiles del rostro que al parecer compartimos.


Compañeros de piso

   Desde hace años, conviven debajo de mi cama el Hombre del Saco, el Coco y un par de fantasmas. Ahora se han añadido la hipoteca, el colesterol elevado y el paso del tiempo. Un día de éstos tendré que hacer algo, pero no sé cuándo. Lo único seguro es que ya no me queda espacio para tanto miedo.


De corazón

   Después de varios intentos, la reanimación cardiopulmonar le devolvió la consciencia durante cinco segundos, el tiempo suficiente para agradecer profundamente el simple hecho de estar vivo y comprender que toda su existencia había transcurrido en ese único instante que ahora abandonaba.

Aviso importante

   Estoy atrapada en un sueño del que no recuerdo el principio. Si alguien lee esto, quiero que sepa que intento soñarle de la mejor forma que puedo, y que probablemente, acabaré despertando.